Lua Negra

Também chamada Lilith, é um ponto fictício na trajetória orbital da Lua ao redor da Terra; mais praticamente, trata-se do segundo foco da órbita lunar (o outro foco é a Terra), cuja posição é sensivelmente a mesma do apogeu lunar (ponto em que a Lua está mais afastada da Terra). Esse ponto não é fixo, desloca-se aproximadamente 40o por ano. A Lua Negra é um ponto altamente metafísico em um mapa astral. É de interesse principal para aqueles que buscam uma dimensão esotérica em Astrologia. Simboliza o oculto, o inconsciente, a parte que as pessoas não reconhecem facilmente nelas, a “sombra” no sentido junguiano do termo. Onde a Lua Negra se encontra é um polo de lucidez absoluta, de luz, tão ofuscante, tão intensa, que se pode querer recusar vê-la. Em seus aspectos dissonantes indicará um corte, uma falta, uma recusa, um vazio, e sempre representará no mapa astral de uma pessoa influenciada por ela alguma coisa incômoda e fascinante para os outros. (AUBIER, 1992, p. 256).

06/09/2012

Lilith en la tradición hebrea



Hallamos a Lilith en el Talmud, en el “Sefer-ha-Zoar” o “Libro del Esplendor”, en algunas tradiciones populares hebreas (haggadah) o en los Midrash, métodos hermenéuticos para la interpretación de los textos sagrados.

Ella es identificada como la primera esposa de Adán, pero creada por Dios “con sedimentos e inmundicia, en vez de polvo puro”. Pero demos la palabra a la sugestiva descripción que hacen de esto Graves y Patai en “Los mitos hebreos”:

Dios entonces formó a Lilith, la primera mujer, así como había formado a Adán, pero utilizando solamente sedimentos e inmundicia en vez de polvo puro. De la unión de Adán con este demonio, y con otra denominada Naamá, hermana de Tubal Caín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que aún asechan a la humanidad …
Adán y Lilith nunca tuvieron paz estando juntos, porque cuando él quería yacer con ella, la mujer se ofendía por la posición que se le imponía. ¿Por qué debo permanecer debajo de ti? - preguntó. Yo también soy tu igual. Puesto que Adán quería obtener su obediencia por la fuerza, Lilith furiosa murmuró el sagrado nombre de Dios, se elevó en el aire y lo abandonó.
Adán se quejó ante Dios por el abandono de su compañera. Por medio de sus ángeles, Senoy, Sansenoy y Semangelof, Dios la conmina a regresar con Adán. Pero ya es muy tarde: la mujer ha copulado ya con todos los demonios y los espíritus malvados de las aguas, generando cien demonios por día, llamados los Lilim. ‘¿Cómo puedo volver con Adán y vivir como una esposa honesta después de esta estadía en el Mar Rojo?’ - pregunta Lilith ante el requerimiento de los tres ángeles.

Para castigarla por su rechazo, los pequeños Lilim son sistemáticamente exterminados y entonces Lilith la rebelde, viendo la matanza de sus hijos, se encarniza también ella en contra de los Lilim y luego, sedienta de venganza, comienza a ir durante la noche por los pueblos, estrangulando a los recién nacidos en sus cunas o atormentando a los hombres en el sueño con su “abrazo” mortal.

Ocurre así la trasformación completa de Lilith y ella asume su identidad maléfica definitiva, casi obligada por una trágica fatalidad.


Según la tradición hebrea, a Lilith le sucedió Eva, madre oficial de la raza humana que, aun haciéndose tentar por la serpiente, y provocando las consecuencias del pecado original, quedó como símbolo de la esposa virtuosa y casta.

La segunda compañera de Adán suscitó los celos de Lilith, que se vengó también en los hijos de la última. Así, además de malvada, vampiresa y mujer lúbrica, Lilith se conquistó la fama de peligrosa devóradora de niños.

En la demonología cabalística, Lilith tiene precisamente dos papeles fundamentales: el de exterminadora de niños y el de seductora de hombres. A Lilith se asocian las denominaciones “maligna”, ”falsa” o “negra”, y ella gobierna todo lo que es impuro o corrupto, ligada “ab aeterno” a ritos cruentos, orgiásticos o mágicos.

Incluso en el “Alfabeto de Ben Sira” hallamos a una primera compañera de Adán creada de la tierra al igual que él, quien, no queriendo renunciar a la igualdad de los sexos, disputó sobre la manera en que deberían haber tenido lugar las posiciones sexuales. En esta versión ligeramente modificada por la leyenda, Lilith juró a los tres ángeles que no dañaría a los recién nacidos cuando viera la imagen de ellos o sus nombres escritos en un amuleto llevado por la madre o el hijo. En efecto, aún hoy en muchas partes del mundo, las puérperas llevan amuletos que representan a los tres ángeles enviados por Dios a orillas del Mar Rojo.